Entrevista a Justo Pastor Mellado:
"Me di cuenta que estaba
corriendo una carrera para otro''.

Entrevista Artes y Letras, El Mercurio.
[Julio 2001]

A menos de dos semanas de haber renunciado a la Dirección de la Escuela de Artes de la Universidad Católica, Justo Pastor Mellado decidió hacer un pequeño alto en su vertiginosa vida profesional, para conversar con Artes y Letras sobre las razones de su partida, el desempeño de su gestión, los desafíos de la escuela y los principios académicos básicos que debe tener todo proyecto docente destinado a generar interlocutores válidos en la escena plástica nacional e internacional.
Por Claudia Mellado Ruiz

Hace dos años fue nombrado como director de la Escuela de Arte de la Universidad Católica. Y hace menos de dos semanas - un año antes de finalizar su período - este licenciado en Filosofía, crítico de arte y curador por excelencia decidió renunciar. Las razones giraron desde un principio en torno a la falta de entendimiento del cuerpo docente, siendo materia para las más variadas especulaciones entre los medios de comunicación, pero sin que el protagonista de la historia se pronunciara al respecto.

No obstante, entre su labor académica y horas antes de viajar a Caracas para participar en un Coloquio de Arte Contemporáneo, Justo Pastor Mellado conversó con Artes y Letras en su oficina del Campus Lo Contador para analizar con detenimiento el desempeño de su dirección, los avances, retrocesos y desafíos de la escuela, así como los motivos reales que lo llevaron a dejar el cargo.

Admirado y odiado, con nombre sacado de historieta y con una visión críptica, utópica y a veces incomprensible en términos de lenguaje, Mellado es, sin duda, uno de los personajes más importantes y polémicos del arte chileno. Y aunque no tiene pelos en la lengua para decir las cosas por su nombre- lo que se confirma con la disputa generada el año recién pasado por su curatoría de la retrospectiva "Chile, 100 Años de Artes Visuales" en el MNBA - en esta ocasión pide respeto por las dinámicas internas de la universidad. Argumenta que aunque está dispuesto a profundizar en el conflicto real, no pretende caer en descalificaciones mal intencionadas.

Desde esa perspectiva, reconoce que lo peor que le puede ocurrir a un ser humano es " perder la libertad al darse cuenta de estar corriendo una carrera para otro'' y que si bien una de las razones que motivaron su renuncia fue la necesidad de finalizar su doctorado en Francia - que postergó durante su labor en la PUC- la "eclosión de una red de resistencia compleja'' al interior del cuerpo docente, producto de la amenaza que su figura representaba para algunos, fue mayor que sus posibilidades de revertirla, lo que lo llevó a irse en función de la madurez de la comunidad. Ello - aclara - porque existe cierta ética y principios académicos que no estuvo dispuesto a negociar.

Pese a ello, este curador de las artes que se propuso la tarea de posicionar a la plástica chilena contemporánea en el circuito internacional y preparar a sus alumnos para ser interlocutores válidos en esta escena, se ve bastante satisfecho con lo realizado. "Ahora se relocaliza mi compromiso con la universidad haciendo mi doctorado de la mejor manera y colaborando con la escuela y el decanato en las tareas que me sean requeridas''. Entre ellas, la organización para noviembre del coloquio internacional "Teoría curatoría y crítica'' que se realizará en Chile, un proyecto para montar un doctorado en Artes Visuales, su trabajo de archivo y diferentes ponencias.

- ¿Cómo evalúa su gestión en la dirección de la escuela?
- Como un acto editorial que le dio a una determinada estructura curricular un ritmo y una manera de articular los problemas. Y en ese sentido, la valoro como una acción coherente en términos de la innovación pedagógica, el perfeccionamiento de los profesores, las relaciones internacionales y la investigación, cuatro zonas en que hemos intervenido en la escuela con distintos resultados e intensidad programática.

Por ejemplo, si bien generamos ciertas situaciones para producir suficiencia metodológica en el terreno de la investigación, este campo necesita aún más desarrollo. Sin embargo, en la innovación tecnológica y en el perfeccionamiento docente han aparecido señales interesantes, como el uso de los sitios web y las tecnologías multimedia. Próximamente vamos a lograr cualificar la relación profesor - alumno expandiendo la noción de aula clásica de pizarra a una relación por e-mail, chateos más o menos definidos y un sitio web más interactivo que permita un repotenciamiento del trabajo de conducción en el terreno de los talleres y de las memorias de grado. Otra área importante son las relaciones internacionales, que si bien no me atrevo a decir que las hemos aumentado de manera exponencial, sí las hemos fortalecido.

- ¿La rectoría de Pedro Rosso influyó en estos avances?
- Claro y muy positivamente, aunque esto viene de antes. Yo recuerdo que en mi primera reunión con el ex rector Vial, lo primero que él me hizo fueron observaciones y sugerencias concretas para ello. Eso quiere decir que tenemos algo importante, como lo es la existencia de una continuidad rectorial que permite fortalecer lo realizado.

- ¿Se produjo algún tipo de retroceso en la escuela durante su período?
- Siempre cuando conduces una comunidad vas a pensar que hay zonas conceptual y presupuestariamente deficitarias y, desde esa perspectiva, creo que hemos arrastrado algunas que - en la medida que no cambien - es probable que produzcan efectos regresivos.

- ¿Cuáles?
- Como pintura y escultura, en relación a la concepción de las productividades y al cómo se verifica la revalorización de un oficio arcaico en condiciones contemporáneas. Esta situación es compleja, porque tiene que ver no sólo con el peso que cada producción tiene en la escuela, sino con la escena plástica chilena y mundial. Pero existe otro aspecto deficitario más general y es que los aparatos universitarios no responden a las exigencias que el arte contemporáneo plantea.

- Pese a ello ¿considera que se logró reivindicar la dimensión del discurso en el arte entre los alumnos, aspecto duramente criticado por usted?
- Se consolidó y ello es una consecuencia lógica de la innovación pedagógica que te obliga a manejar de manera más ágil léxicos de artes visuales que tienen que ver con la enseñanza. Mi idea es que eso se convierta en suficiencia metodológica que transforme a la escuela en un espacio de investigación, pero en una investigación en artes visuales y no de historia. Aquí les daba miedo que con mi llegada esto se tornara un sucedáneo de filosofía pequeña y creo que sigue habiendo esa presunción, la cual me parece absolutamente ideológica, forzada e incluso hasta mal intencionada. Porque ¡no es Mellado el que inventa o impone el discurso en la Católica. Es el arte contemporáneo el que ha reformulado la posición del discurso de arte!

La Soledad del Corredor de Fondo

- A estas alturas ¿es necesario replantear el proyecto docente vigente en la escuela?
- Con un programa de estudios muy decimonónico, puesto al día y mirado con un ojo contemporáneo, uno pude ser una escuela muy eficaz sin la necesidad de estar replanteando a cada rato el currículo universitario. En el caso puntual de la Católica, diría que si bien existen algunas necesidades de innovación, hay también el síndrome del innovacionismo por el innovacionismo.

- ¿En esos términos, se crearon los canales de comunicación necesarios al interior de la institución para entender el proyecto docente en forma homogénea y consensuada?
- Muy insuficientemente. De lo que podríamos hablar es de la eclosión de una red de resistencia compleja. Y la resistencia te da señales suficientes para que tú te vayas en un momento determinado.

- ¿La resistencia fue al proyecto o a la persona?
- A ambos, porque de repente se exagera el carácter proyectual del pensamiento de una persona o se ultrapersonaliza un proyecto desarticulado en el nombre de alguien. Eso es inevitable en el juego de poderes y de eso hay que hacerse responsable de la manera más responsable.

- ¿Dejando el cargo?
- Claro, porque tengo un alto valor de mi tiempo y cuando hay una resistencia que es mayor a la posibilidad que tú tienes de solventar esos obstáculos, es una sana medida irse en función de la madurez de la comunidad. Entonces para mí no hay ningún drama.

- Cuando recién tomó la dirección, afirmó que en una comunidad debía existir un "pacto afectivo mínimo''...
- Bueno, esos pactos afectivos se rompieron completamente, en relación directa con el carácter inquietante que mi conducción empezó a producir. Y es justamente ese craquelado afectivo - no con mi equipo sino con personajes influyentes en la escuela - el que me hizo imposible continuar.

Cuando uno se enfrenta a realidades complejas pueden decir: ¡ah, es que no se supo manejar! Pero yo diría "es que no se quiso manejar más allá de cierto umbral'', que en este caso es epistemológico y afectivo a la vez. Por ejemplo, yo no necesito ser amigo de las personas para trabajar bien con ellas y creo que hay gente que tiene demasiados amigos en Chile, donde la amistad es más bien una figura de amedrentamiento afectivo muy cercano que favorece la extorsión y, por lo tanto, impide la objetividad en los propósitos.

- ¿Por qué cree que fue tan polémica su renuncia a nivel de medios de comunicación?
- Por un lado, pienso que hay una animadversión de ciertos grupos contra la Universidad Católica, porque en relación a lo miserable que están otras escuelas en el terreno del arte, nosotros no estaríamos tan mal, así como nuestros estudiantes no tendrían los problemas abandónicos que tienen alumnos de otras escuelas más maltratadas.

Hay algunos medios que me han querido hacer decir que en la Católica no se puede hacer nada, y eso no es cierto. Tiene que ver con una cosa que me dijo Gonzalo Díaz cuando yo asumí el cargo de director. El llegó a sostener y creo que lo sostiene todavía, que en la Católica no es posible estructuralmente producir contemporaneidad y enseñanza de arte, porque sostiene una política anticlerical decimonónica. Y contra esa intolerancia yo no puedo.

Otro factor que ha exacerbado esta discusión se remite a que la persona del director es controversial, porque en definitiva, la polémica de mi renuncia tiene que ver con la magnitud de la amenaza simbólica que represento para algunos.

Las intransigencias de Mellado

- ¿Se sintió observado como una amenaza por parte del cuerpo docente?
- Por cierto. Y eso es un peligro, sobretodo cuando representas una amenaza para los profesores que no están inscritos en el espacio plástico nacional. Desde este punto, yo puedo autocalificar mi conducción de la escuela como menos exitosa en la medida en que no pude desmontar la amenaza que mi persona significaba.

Pero lo otro habría sido caer en el riesgo del curricularismo; es decir, diseñar una escuela autárquica y creada para cumplir la pulsión neurótica del funcionario, lo que puede producir una rápida regresión si no se toman medidas como la de suficiencia investigativa y metodológica. Entonces pude ser criticado como un tipo impaciente e intolerante, porque la línea no la puse en el lugar que algunos querían. Pero como dije, hay un momento en que correr la línea implica claudicar y hay cosas en que no se claudica y que no estoy dispuesto a negociar.

-¿Qué no transa?
- La incompetencia y la ficción del trabajo académico, confundiéndolo con un simple cumplimiento de las formas. Porque un ceremonial universitario es una cosa y el trabajo académico pesado es otra. Aquí, muchos colegas confunden ambos elementos y mi intransigencia tuvo que ver con eso.

- ¿A quiénes le convenía su renuncia?
- A los que quedaron heridos por mis decisiones de la curatoría de "Chile, 100 años de Artes Visuales''. ¡Ya quisieran algunos hacer que mi renuncia sea un efecto de aquello! Sin embargo, eso es sólo una expresión de deseo que no se asemeja a la realidad, pues si hay una cosa de la cual puedo estar orgulloso de la Católica es del respecto que tuvo conmigo.
Además, hay algo importante. La crítica de la conducción me hace pensar que no hay que involucrar jamás a los estudiantes en las polémicas de los profesores. Por eso hay que pedirles que tengan mucha paciencia, porque siempre una situación de este tipo es una ocasión para producir madurez intelectual y artística.

- ¿Cuáles son los desafíos de la escuela de hoy para adelante?
- Profundizar en las formas de adquisición de la suficiencia metodológica para la investigación, lo cual es imprescindible y sobrepasa el hecho de que yo esté o no a la cabeza. Pero en definitiva, ser más pertinentes y mejores. ¡Si aquí no hay nada nuevo, es cosa de cumplir bien con tu trabajo!

- ¿Considera la posibilidad de volver en el futuro a la dirección?
- Creo que hay muchos que quieren que ni siquiera vuelva a levantar cabeza porque suponen que estoy en el suelo... lo que me hace pensar que me conocen muy poco. Pero no sé, pueden pasar muchas cosas. Aunque pensado en el día de hoy, no tengo ningún deseo.

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