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La re/mapochización y las políticas del espectáculo Definitivamente, no hay coherencia. ¿Cómo puede, el Consejo Nacional de Cultura auspiciar el Coloquio Internacional de Arte y Política, junto con ARCIS y Universidad de Chile, y al mismo tiempo indexar a su programación callejera -porque tiene una- la exposición Cuerpos Pintados en la Plaza de la Constitución? Gente cercana a la "verdadera política", o sea, la de palacio, como se pretende darnos a entender que es la política, me hace saber que la pregunta denota mi nula comprensión de la necesidad de la fase. ¿Y cual sería la necesidad de la fase? Muy simple: jugar a dos bandas. Por un lado, satisfacer la ensoñación participativa de los intelectuales; y por otro lado, ofrecer a las grandes masas un recurso de manejo del ocio. En la primera banda, estaría el apoyo a iniciativas como el coloquio. Nobleza obliga. Si el Consejo estuvo dispuesto a invertir en el proyecto que impedirá el desmoronamiento del edificio del MAC, que está, como siempre, conceptualmente desmoronado, dependiendo de la moneda extranjera (esta es una metáfora administrativa), bien puede extender un cheque en garantía para evocar la ilusión que Gabriela Mistral, como Galería, extiende para justificar su necesidad. Ciertamente, porque Cuerpos Pintados en la Plaza de la Constitución borra con el codo el intento de la Mistral (galería) por hacer avanzar las cosas entre los funcionarios del nuevo ente, que, al parecer, necesitan tener, como iniciativa de perfeccionamiento interno inscrito en Semce, una actividad que les permita, al menos entender algunas distinciones institucionales, sobre todo, respecto de donde va y para que "sirve" una política de desarrollo de arte contemporáneo. Se puede entender que los años venideros, en su electoralidad, obligan a los agentes superiores del aparato del Estado a cumplir el rol de "señores Corales" de la Concertación. ¡Que se le va a hacer! La "verdadera política", es decir, la de palacio, incluso en el terreno de la retórica del "salón", parece entender muy poco del carácter específicamente político de una "política de salón". ¡Oh! habrá que remitirse a la coyuntura intelectual de la pre-revolución francesa. ¡Pero el ejemplo es demasiado lejano! Ni tanto, para combatir a los jacobinos de pacotilla con que debemos enfrentarnos a diario en el "frente cultural". ¿Será mucho pedir? Pero para eso está historia; para entender de qué modo se estructuran las políticas de cortesanía, justamente, como plataformas de "política real", escrita entre los pliegues representacionales de la pintura galante. Pequeño acierto: ¿qué (más) político que una pintura como El cerrojo , de Fragonard? O incluso, un cuadro como "Bajo el emblema de Gersaint", de Watteau. ¿Acaso no estaría "ideal" para hablar de "arte, mercado y espectáculo"? Pero claro: Cuerpos Pintados no da el tono, ni siquiera en el propósito del trabajo a dos bandas, que me sugiere mi informante de palacio. ¡Es que en esto, hasta lo informantes de palacio se equivocan! Porque, en definitiva, como dicen los parlamentarios cuando nos señalan la caída de un enunciado concluyente, lo que aquí ha ocurrido ha sido la completa MAPOCHIZACIÓN DEL PROCESO DE INSTALACIÓN DEL NUEVO ENTE DE CULTURA. Eso ya estaba escrito. No hay que ser marxista transcrito para entender que lo que ha definido todo ha sido "la determinación en última instancia".!de la antigua Comisión de Infraestructura! No hay posibilidad, siquiera, de elaborar políticas nuevas, porque éstas ya están determinadas por las decisiones que fueron tomadas en el cauce "ideologizado" de dicha administración. Eso ya marcó el rumbo estratégico, sin que se lo hubieran propuesto de antemano. No hay que ser muy inteligente para entender que lo infraestructural en el terreno del espectáculo está orientado, justamente, a favorecer LA POLITICA DEL ESPECTACULO. De ahí se entiende esta doble banda de la que me hablaba mi informante : Cuerpos Pintados le da una mano al gobierno porque termina ilustrando su política de espectacularización. La única conquista efectiva en todo esto habrá sido la conversión de la propia Plaza de la Constitución en "espacio ferial". Eso es MAPOCHIZARLO TODO. Al respecto, el Palacio Riesco logró en poco tiempo el éxito de convertirse en "la Estación Mapocho" del Barrio Alto. El diagrama de la mediocridad convertido en política (cultural) efectiva se expande con una facilidad sorprendente y atraviesa "el conjunto de las clases". |
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