Una Política Cultural de Doble Propósito: Desvulnerabilizar a las Poblaciones mediante su incorporación al Consumo.
Justo Pastor Mellado.
Agosto 2005

En la próxima convención de cultura ordenada por el Consejo Nacional de Cultura no se podrá hablar de las dos estrategias para las cuáles se ha levantado la estructura de rango ministerial: manejo de poblaciones vulnerables y desarrollo de industria. No hay de qué alarmarse: los industriales de la cultura le exigen al Estado que favorezca las inversiones de los grandes consorcios de la distribución. Esta es la política "tapada" que desarrolla el Consejo, y ahora, con propósito regional. Lo que resulta ser una contradicción en los términos, ya que regiones, en cultura, solo da para PYMEs. Y una PYME, en cultura, no funciona. No hay espacio político ni económico para que funcione. La gran política del Consejo apunta a favorecer los grandes consorcios de Distribución del Libro, de la Música y del Espectáculo Teatral.

El FONDART, en ese diagrama, está escindido en sus objetivos, entre financiar "creación" de obras no-industriales y "producción" de obras industriales. Sus autoridades de administración, porque no conducen en términos conceptuales, lo que hacen es distribuir dinero que, por un lado, cae en un hoyo negro, y que por otro lado, sirve de inversión inicial para un proyecto que requiere de intervención financiera sustantiva desde el sector privado. O sea, el FONDART es una bolsa multipropósito destinada a mantener durante un tiempo, la estructura de desigualdad de las prácticas. En el terreno del audiovisual y de la producción musical debieran existir fondos autónomos, no destinados a "creación", sino a fomento de industria. En cine, los fondos concursables deben operar en el terreno definido por las necesidades del propio aparato de base del cine.

En el terreno de la producción musical, resulta más que necesario que las autoridades administrativas entiendan que las nuevas tecnologías de registro permiten a los propios autores adquirir y disponer de herramientas destinadas a favorecer la producción independiente. ¿Se necesitan fondos par "creación" o para inversión en plataformas de trabajo independiente? ¿No podría pensarse en un mapeo de las posibilidades de producción independiente a nivel de regiones, exclusivamente en este terreno? Esto sería, en sentido estricto, colaborar en la constitución de Polos de Desarrollo regional, no en "cultura" en general, sino en aquellas prácticas previamente definidas como prioritarias a partir de los diagnósticos de consistencia institucional; es decir, tradición local de una práctica y condiciones de su reproducción.

En cada región no existen condiciones de fortaleza homogénea en la consistencia de las prácticas. Hay regiones en las que, habiendo artistas de una determinada práctica, sin embargo no logra constituirse como "escena local" de dicha práctica. De este modo, no hay que ajustarse al automatismo del servicio central, sino definir las líneas de acción posibles en función de los mapeos de las zonas de consistencia. ¿Y como saberlo si el Consejo nacional no le proporciona a los Consejos regionales las herramientas para diagnosticar y jerarquizar políticas locales a partir de un conocimiento efectivo de campo?

¿Qué es lo que hace el Consejo Nacional? ¡Convoca a una segunda convención, en que el eje es Región y Cultura! Sin embargo, no ha avanzado ningún estudio que sirva de conductor de la reflexión que en este terreno debe ser elaborada. A lo más, ya sabemos por el programa, que habrá una zona de intervenciones de personalidades que irán a la convención a participar de mesas redondas generalistas. La legitimación infantil de la convención pasa por una lista de invitados en que el solo enunciado de sus nombres nos debe etemorizar. Si no estamos allí para recibir el don de sus palabras, estamos fuera de la historia. Es decir, fuera de la historia administrativa.

¡Lo hacen a propósito! ¡Con la impunidad que les da la certeza de su propia autocomplacencia! Pero ya lo he sostenido: las autoridades se debaten entre la figura del mono porfiado y la fe del carbonero. Y en este marco, la tranquilidad que les proporciona la posición de la Candidata Bachelet en las encuestas autoriza una curiosa altanería funcionaria. Lo cual da para pensar que se sabe, en esa administración, que no se sabe. Lo único que ya se sabe es que dichos encuentros no conducen más que a confirmar a los funcionarios en la ficción de su trabajo. Más aún, cuando las comisiones paralelas están configuradas para vivir la ficción de un debate.

¿Región? ¿Cultura? Disculpen una pregunta: en regiones de soberanía crítica, ¿cuál puede ser el fundamento de un polo de desarrollo cultural? ¿A que le llamaremos regiones de soberanía crítica? ¿Cómo podremos definir la existencia de culturas fronterizas operando en desigualdad de condiciones con las culturas "centrales"?

Cuando se piense en regiones, ¿bajo qué elementos se puede determinar que existe, de modo efectivo, una "escena de arte"? ¿Hay zonas susceptibles de convertirse en plataformas de desarrollo industrial? ¿Qué tipo de industria? ¿Hay estudios?

Hay regiones en las que el fomento del "arte" podría no ser un objetivo a alcanzar, sino tan solo satisfacer necesidades de habilitación de infraestructura para producciones difusivas. Resulta muy "interesante" disponer de un teatro municipal en una ciudad, pero si no existe una idea de lo que significa sostener una programación, ¿cómo se resuelve esa falla, en términos de promoción de "industria"? O bien, puede que en una ciudad exista algo que adquiera el nombre de museo. ¿Basta con eso para que se reconozca la existencia de una "escena local"?

Puede haber una escena difusiva eficiente sin que por ello exista una escena de "creación" determinada. Por esta razón, en regiones, hay que distinguir entre Polo de Desarrollo de las artes y Polo de Desarrollo Cultural. De paso, este sería un buen momento para separar en la discusión del ente de cultura lo que corresponde a Desarrollo de las Artes de lo que tiene que ver con Desarrollo de Industrias del Espectáculo y del Entretenimiento. Lo que en definitiva, se denomina "manejo de poblaciones vulnerables", promoviendo su ingreso al consumo cultural. Aquí, la estrategia de doble propósito del Consejo se convierte en una sola. La clave de la desvulnerabilización de las poblaciones está en su ingreso al consumo . En este sentido, el discurso del presidente del Consejo Nacional ha sido de una gran coherencia: el aparato de Estado está al servicio de la promoción de industria cultural. Todo lo demás, resulta ser "política encubridora".

Pero regresemos a la base de nuestra posición: en el terreno del "arte", las regiones siempre han mantenido una posición conservadora. De hecho, fuera de Santiago solo hay dos "escenas de arte" en términos de artes visuales. Estas dos regiones son la Octava y la Quinta. En el resto del país, no hay escenas. Esta es una discusión: ¿qué es lo que permite definir que existan escenas de arte? Pero en una convención destinada a satisfacer el "rito de completud" de la administración, no resulta posible instalar momento de reflexión alguna. El decreto que fija la nueva tarea ya ha sido firmado : ¿cómo fomentar las industrias regionales? Pero el secreto de la política ya ha sido implementado: sabotear la constitución de escenas locales de arte contemporáneo.

artículos relacionados
 
[deje sus comentarios en el
Pizarrón de Mensajes]
   
www.sepiensa.cl

Sitio Web desarrollado por ©NUMCERO-multimedia - 2005 [webmaster]