El Museo de la Solidaridad y El Mercurio .
Justo Pastor Mellado.
Diciembre 2004

¡No hay como leer El Mercurio!. Confieso que me he convertido en un mercuriólogo. Justamente, desde la edición del canónico texto sobre la "ideología de la prensa liberal", firmado por Mattelard-Mattelard-Piccini-Castillo y publicado en los Cuadernos del Centro de Estudios de la Realidad Nacional, a comienzos de los Setenta. El precario marxismo chileno tuvo problemas metodológicos y políticos con el tipo de analítica de ese texto, que obligaba a la clase política a trabajar sobre los signos. O sea, el marxismo de la izquierda chilena de entonces promovía su propio naufragio analítico como (d)efecto de su propia lectura. Al parecer, desde 1972 a la fecha, el marxismo acarreado de la izquierda renovada reproduce la ceguera analítica que caracterizara las condiciones de su derrota política. (Empleo la palabra "acarreado" de un modo análogo a como en un manual de dibujo se menciona la "sombra acarreada", en oposición a la "sombra propia". En el léxico político-militar de la época se empleaban las palabras "fuerzas propias" para designar el núcleo duro de una alianza).

En la construcción de la derrota de la UP, El Mercurio jugó un rol fundamental, liderando una ofensiva informativa de carácter insurreccional implícito. Táctica adecuada en el marco de una estrategia de des-estabilización conveniente y efectiva, contra la que el propio gobierno diseña una Operación Verdad destinada a contrarrestar el daño de imagen que le infringe el "matrimonio sin libreta" PN/DC. El desmantelamiento de imagen era tan solo la antesala para declarar la inconstitucionalidad.

¡Ah, los signos y las figuras "lenguajeras"! Allí está todo. Esta frase: "matrimonio sin libreta", remite al valor de la conyugalidad como estrategia de legitimación de las alianzas en política. La frase ha sido extraída de los análisis de época y era empleada para designar tipificar el carácter de la alianza opositora. Era de suponer que la UP había realizado una alianza explícita; es decir, un "matrimonio con libreta". Hoy día, la propia Concertación resulta ser el fruto de un re-acomodo conyugal, puesto que uno de los agentes del "matrimonio sin libreta" ahora es parte de la nueva alianza. Lo que debiera ser objeto de un análisis riguroso es el uso de semejante metáfora en el léxico político de entonces. Hacer depender la legitimidad política de una legalidad relativa al contrato de matrimonio nos dice algo más de las filiaciones en la escena chilena.

La Operación Verdad fue una estrategia contra-comunicacional del Gobierno de la UP, que tenía por objeto limitar el daño de los "aliados ilegítimos" que sostenían la "operación Mentira".

Visitan Chile, entonces, destacados intelectuales y artistas, que no conformes con llevarse del país un testimonio directo del proceso, a efecto de divulgar su legitimidad en tierras extranjeras, resuelven hacer efectiva su solidaridad mediante la formación de un Museo.

El Museo de la Solidaridad nace como un acto político de resistencia contra la ofensiva mediática liderada por El Mercurio. En el cuerpo C del 19 de diciembre pasado se implementa un relato adecuado al blanqueo de las condiciones de constitución del museo. Al final de cuentas, era "una iniciativa (en la que ) confluyeron intelectuales y artistas del mundo, interesados en conocer qué estaba pasando en Chile en el ámbito cultural". El relato borra toda referencia a conflicto alguno. Incluso, cuando menciona a Mario Pedrosa, prefiere llamarlo "reconocido crítico de Brasil" en vez de mencionar que se trata de un intelectual de izquierda (trotskysta) de primera línea, que se encontraba exilado en Chile a raíz del golpe militar en contra de Goulart, y que posteriormente fuera declarado presidente honorario del PT, el partido de Lula. Y al mencionar a José María Moreno Galván se omite que éste fuera el crítico que bautizó en Madrid al grupo de Balmes, Gracia Barrios, Pérez y Bonatti como "Grupo Signo", en 1962. Es curioso que en el artículo no se mencione a Balmes. Este era el decano comunista de la Facultad de Bellas Artes en 1972. El artículo solo menciona a dos socialistas: Rojas Mix, que en ese entonces era director del Instituto de Arte Latinoamericano y Pedro Miras, que había sido decano antes que Balmes. Ambos, junto con Balmes, Carmen Waugh y Mario Pedrosa forman el Secretariado del Museo en el exilio. Es el momento en que el Museo de la Solidaridad pasa a llamarse Museo de la Resistencia.- El artículo omite este pequeño detalle. Justamente, entre 1974 y 1990, su existencia es reconocida en el mundo como Museo de la Resistencia y su legitimidad proviene, en los hechos, de la legitimidad que le delega "la UP en el exilio". Es aquí donde el Museo de la Resistencia pasa a perder su perfil, porque se desdibuja la línea de dependencia de esta legitimidad; es decir, desaparece la UP como fantasma orgánico.

En esa medida, en proporción directa con el desperfilamiento orgánico de la dependencia se levanta la legitimidad de la familia Allende respecto del manejo del museo como herencia política. Esta ha sido la base para la deslegitimación política del museo en provecho de su conversión en patrimonio familiar. Al eliminar las condiciones de la conflictividad original, que marca el nacimiento del museo, la familia despolitiza esta escena para blanquearla como patrimonio de facto. Esta operación tiene por objeto secuestrar -en sentido estricto- las obras del museo en provecho del plan de desarrollo de una Fundación familiar que se ha levantado en heredera del legado político de Salvador Allende.

Lo que está en juego en el cambio de estatuto del Museo de la Solidaridad es algo más que una colección. La potestad de la Fundación sobre la colección del Museo resuelve la falta de legitimidad de la propia familia para asumir el "manejo" de la Herencia Política del ex - mandatario. La familia privatiza una memoria pública en provecho de su propia especulación simbólica. La paradoja se instala cuando para realizar esta operación de deslegitimación del museo, la familia recurre a la legitimación de la institución comunicacional contra la que el gobierno de Allende organizó la Operación Verdad, que resulta ser la "escena originaria" del museo.

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