El jueves 23 de agosto pronuncié la conferencia que ya habÃa anunciado en las Notas preparatorias. En el público, la única persona que tenÃa un ejemplar del catálogo de “CartografÃas†era Daniel GarcÃa. Lo ha leÃdo y trabajado; del modo cómo un artista puede trabajar un texto, haciéndolo productivo en la generación de valor de su propia cadena. De este modo, habÃa al menos un cómplice en la sala. PodÃa suponer que habrÃa otros, convocados desde la lectura de las Notas preparatorias. Sin embargo, solo algunas personas de El Levante habÃan recurrido a la lectura del material anticipado. Lo cual no fue dificultad para que proyectara imágenes en las que se reproducÃa la portada y la organización gráfica interna del catálogo. La forma en que se disponen las cosas no es indiferente. El orden en que aparecen los textos, las traducciones, las articulaciones entre arte y textos, es lo que hace que un catálogo conquiste un lugar como herramienta teórica o como coffee table book.
Pues bien: en esta conferencia no proyecté imágenes de obras de arte, sino páginas abiertas, doble páginas, consistencia tipográfica, localización significante de columnas, etc. De este modo, me detuve particularmente en la organización en doble columna del Glosario escrito por Paulo Herkenhoff. No dejo de repetirlo: este glosario fue el diagrama de contextualización para el plan de montaje de la XXIV Bienal de Sao Paulo, en 1997. (Hablo de montaje para referirme a la curatorÃa como edición, como acto de enunciación).
Al final de la conferencia se me acercó Beatriz Vignoli, escritora de crÃtica en Rosario /12, para hacerme una entrevista. TenÃa en sus manos las Notas preparatorias y comenzó a desgranar una baterÃa de preguntas que me alertaron de inmediato. Primero, preguntas sobre las relaciones entre curatorÃa y trabajo historiográfico. Luego, mención a una situación planteada por unos textos a los que hacÃa referencia en el sitio web. Se trataba de un conjunto de textos titulados “Omaha†y que fueron escritos en 1985 a propósito de la obra del artista chileno Gonzalo DÃaz. Debo informar al lector rosarino que “Omaha†es un tÃtulo de batalla; el nombre de la una batalla. A lo que remite es al concepto de “cabeza de playaâ€. Es decir, habla de mi propia “cabeza de playa†en el campo de la “teorÃa†chilena, en el entendido que mis fuerzas de desembarco nocional debÃa instalar una posición sólida desde la cual se pudiera hacer llegar los suministros para una invasión de territorios ocupados. El destino de la batalla teórica por venir iba a depender de cómo se articulara una “polÃtica de suministros†adecuada. La producción de conceptos supone la existencia de una “intendencia†teórica a la altura de la acometida analÃtica. ¡Hasta aquÃ, las metáforas operativas! En los textos “Omahaâ€, lo que instalé, fue la vigencia de una ficción metodológica que debÃa dar cuenta de las estructuras elementales de la transferencia y de la filiación, en las construcciones de “origen†de nuestras escenas artÃsticas. Pensaba en que debÃa existir una manera de escribir de historia de las obras y de las obras en la historia, de un modo no historiográfico. Entonces, la transferencia remitÃa por lo menos a tres fenómenos que operarÃan como aceleradores analÃticos: las relaciones, los afectos y los fantasmas.
Pongamos un ejemplo rosarino: me refiero a las relaciones polÃticas que producen la expansión Macro del Castagnino como núcleo inicial de reconocimiento “afectivo†de una escena que se piensa como un “mitoâ€. De ahÃ, entonces, la necesidad de pensar los “afectos†como tramas de intensidades grupales que se atraen o se repelen en función de su relación con una unidad fantasmática; es decir, un guión que reconstruya las obras civiles del arte contemporáneo. Entre esas obras civiles habrá que tomar en cuenta toda la discursividad que ha irrumpido por la remodelación de “Tucumán Ardeâ€.
Sin embargo, Beatriz Vignoli aceleró las cosas al punto de formular una pregunta final que tenÃa todos los atributos de una propuesta analÃtica suplementaria. Me dijo: entonces, el curador como productor de infraestructura “serÃa una figura como AntÃgona, que al cadáver de PolÃnice, prohibido por Creonte, lo hace ingresar a la polisâ€. Y yo le contesté: “Exactamente. Y el curador de servicio trabaja para Creonte…. ¡Qué horrorâ€. Allà concluyó la entrevista, pero comenzó la re-elaboración de la figura del curador. No es usual tener el privilegio de disponer de una entrevista como espacio de producción analÃtica.