Está en librerÃas el libro que acabo de publicar en Metales Pesados: TEXTOS DE BATALLA. El libro es un marco de fondo de todas las advertencias que hice acerca de la conducción ejecutiva de la Trienal. Los argumentos que sostuve en mayo del 2008 para denunciar la crisis de la primera trienal son perfectamente aplicables a ésta; con el agravante de que ahora las responsabilidades polÃticas son mayores. La dirección ejecutiva y los asesores ministeriales carecen de todo reconocimiento en el campo artÃstico local. Para qué decir, internacional. Aunque lo más grave todavÃa, es que no poseen el cuerpo polÃtico para hacerse respetar en las zonas duras del aparato de gobierno.
El libro no hace más que confirmar lo que ya he venido anunciando hace más de medio año. Es de imaginar lo patético que resulta, que la primera crisis -en el 2008- se haya desencadenado en las semanas previas a ArteBA. Hoy dÃa, el fantasma de la inviabilidad reaparece, justamente, antes de ArteBA 2009.
Resulta imperativo que la Ministra tome una decisión respecto de la reconfiguración de la Dirección Ejecutiva. Una nueva entidad debe hacerse cargo de la conducción ejecutiva de la Trienal, que contemple la constitución un equipo operativo formado por agentes idónea, reforzada con la participación de personas de probado compromiso con la Trienal.
Resulta considerable el capital simbólico invertido y la Ministra ni sus asesores parecen medir los efectos que la caÃda o jibarización progresiva de la Trienal pueden significar en un momento electoral tan sensible.
Desde fuera de la Concertación y en mi condición de “desvinculado” de la Trienal, como acostumbran a jactarse en privado la dirección ejecutiva y los asesores -no pudiendo haber sostenido en público ninguna explicación consistente al respecto- he trabajado con éxito para impedir que importantes encargados de proyectos abandonaran esta empresa.
Quienes han puesto la cara y han asegurado la credibilidad social de la Trienal no han sido, precisamente, ni estos asesores ni esta dirección ejecutiva. Hemos sido nosotros, los reales profesionales del sector, quienes hemos sostenido su viabilidad.
Esta Trienal sigue teniendo calidad potencial y efectiva en el diseño y manejo polÃtico local de las intervenciones que ha comprometido. Es el único gran proyecto de artes visuales que desde el Estado haya sido proyectado en décadas. Resulta inverosÃmil constatar que han bastado menos de ocho meses de trabajo para que el equipo nombrado y sostenido por el gabinete de la Ministra haya logrado desnaturalizar con eficacia el modelo curatorial que sostiene este proyecto.
El directorio de la Fundación no posee conocimiento alguno de la calidad y de las garantÃas que proporcionan los agentes locales, porque no han recibido un relato consistente que les haga saber cual ha sido la creatividad institucional puesta en juego. La Ministra desconoce la filigrana de los procesos, no ha recibido informes veraces, le han impedido acceder a la interlÃnea de los procedimientos complejos que hacen del campo plástico chileno un lugar significativo en lucha simbólica por re/nominar los espacios faltantes de la corporalidad social.
La caÃda del proyecto de arte público es un ejemplo de lo que no se puede repetir. A la comunidad artÃstica le asiste la certeza de la obstrucción pueril de que este proyecto fue objeto, comprometiendo el prestigio internacional de la propia curatorÃa. Nadie está dispuesto a aceptar la excusa de la falta de dinero. El  gremio de las artes visuales y los artistas más relevantes del paÃs tienen la percepción de la Ministra no ha tenido voluntad polÃtica para conseguirlo.
La dirección ejecutiva no estuvo conceptualmente habilitada para defender como se debÃa la viabilidad del proyecto de arte público, que era la única zona curatorial que contemplaba invitados de repercusión internacional directa. Una situación análoga ha ocurrido con los proyectos educativos. Resulta escandaloso que a la fecha no haya sido posible montar ninguna iniciativa rigurosa en este terreno.
Un nuevo ente debe asumir de manera directa la dirección ejecutiva. Esta parece representar la única garantÃa de que la producción funcione, en un momento en que se acerca el dÃa crÃtico para declarar la inviabilidad.
Esto no es responsabilidad de una sola persona. Hay responsabilidades que deben ser asumidas por el propio gabinete de la Ministra. No es justo ni digno que se concentre la complejidad causal en una sola persona. Es una falta a la caballerosidad polÃtica y un acto de asesinato de imagen destinado a desviar la atención sobre la ineptitud polÃtica del personal ministerial.
A la comunidad artÃstica le asiste la necesidad de que la Ministra tome una decisión tendiente a asegurar la viabilidad de la Trienal, para poder enfrentar los próximos cuatro meses. Se ha perdido un tiempo precioso. La pregunta que la comunidad se hace es si resulta factible la constitución de un nuevo ente.  ¿Existen las condiciones polÃticas para ello?  ¿Cómo ha llegado a ser posible que el directorio de la Fundación no está informado de la existencia, en la plaza, de profesionales consagrados, dispuestos a asumir estas tareas, porque son garantÃa de la pregnancia social del proyecto? ¿Qué debe ocurrir para que el buen criterio polÃtico reinstale aquellas exigencias mÃnimas de afirmación curatorial que ya fueran formuladas en junio del 2008?.
La Ministra no debiera incurrir en el error de subestimar a la comunidad de artes visuales. Esta ha dado muestras de una gran paciencia y compromiso, incluso en los momentos más adversos. Es preciso recordar que en mayo del 2008, fue la propia Asociación de Artistas Contemporáneos (ACA) solicitó a la Ministra la mantención del proyecto de la trienal, porque era un buen proyecto para el desarrollo del sector. Sin embargo, la paciencia de la comunidad artÃstica se está agotando.
Lo anterior no debe ser tomado como una amenaza, sino como la constatación pública de que sus asesores han llegado al lÃmite de incompetencia en esta materia. Desde la sociedad civil, es la experiencia profesional y polÃtica de muchas personas que, a través de este texto, se suman a la espera de una decisión polÃtica consecuente por parte de la Ministra, que pueda asegurar la continuidad de un proyecto cuya caÃda desencadenará una crisis polÃtica que puede llegar a ser de proporciones.
No es eso lo que la comunidad desea.
Entre tanto, mi libro seguirá su camino. Funcionará como corresponde. Habrá sido la respuesta polÃtica al discurso y acciones del equipo cercano a la Ministra. Les debo, al menos, el reconocimiento de haber sido los grandes promotores de esta iniciativa editorial. Me complace constatar que frente a la desidia de la administración, prevalezca el poder de las palabras.
Pero la Trienal no es solo una palabra, sino que además, es el soporte institucional de un Diagrama de Acciones de Construcción de Escenas Locales que compromete la calidad de vida de vastas comunidades del paÃs.