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Bajo la pintura de ropa colgada, hacia
la izquierda, hemos emplazado cajones de embalaje y algunas pinturas "drapeadas";
es decir, realizadas mediante el pliegue y repliegue de telas, pegadas
al soporte de base (otra tela). El "drapeado" se traduciría
como "sabaneado": tela recogida, haciendo volumen. Es lo que
realiza con la bandera como sabana recogida, como si fuese una "patriótica"
escena originaria. Por esa razón, debe estar allí la pintura
homóloga a "el origen del mundo" de Courbet, que Es la
única pintura colgada en el muro, en ese grupo, siendo las restantes
arrimadas junto a los cajones. Esta es una gran escena erótica:
las cajas de embalajes remiten a la cama como un cuadro de referencia,
mientras el drapeado de banderas sucias involucran el desorden terminal
de un encuentro amoroso y la acumulación de bolsas de basura hacen
signo del desecho. Hay un circuito: las bolsas rellenas amontonadas se
desplazan hacia la imagen de un cuerpo de mujer con las piernas abiertas,
exhibiendo el pubis, para cubrir la parte superior del cuerpo con un bolsa
de plástico negro vacía. De ahí, la tercera conexión
se produce en el altillo, en la mesa de "basurita gráfica"
de Balmes, en que se exhibe la última página de La Epoca,
en que se reproducen varias fotografías de la acción de
cierre de la exposición de 1996, en el MNBA. La modelo será
marcada con un trazo de pintura y cubierta por un saco de plástico
negro que Balmes le hará calzar sobre su cuerpo. Como quien se
pone un vestido. No hay mejor ejercicio de dibujo que tomar las medidas
de un cuerpo.
· La pintura de ropa
colgada me remite al relato de Emile Zola, Roma (1896), cuando
descubre las calles con ropa colgada:" Y de todas las ventanas,
de todos los balcones, sobre cuerdas lanzadas desde una casa a otra,
a través de la calle, colgaba la ropa recién lavada de
las familias, que eran como las banderas simbólicas de la abominable
miseria". La cita la he obtenido del libro de G. Didi-Huberman,
"Ninfa moderna" (Ensayo sobre el drapeado caído), publicado
recientemente en Gallimard. Las ninfas eran divinidades menores que
no poseían poder institucional, pero que irradiaban un enorme
poder de fascinación que podía hacer estremecer todo saber
acerca del deseo. Esto se vincula con dos momentos de la investigación
freudiana: el sobrecogedor drapeado de las camisolas de las histéricas
charcotianas y los pasos dansantes de la Gardiva entre las columnas
en ruinas de Pompeya. Pero es Warburg quien en 1893 insiste sobre el
afecto desplazado de los accesorios en movimiento de las obras maestras
del renacimiento, en torno a dos cuestiones: cabelleras y drapeados.
Es así como se convierte en una heroína im personal del
"aura" ("esta cosa lejana en el tiempo que emociona el
acontecimiento de nuestras miradas" - Didi-Huberman). Ninfa surge
en el presente de la mirada para designar, en Warburg, la propia noción
de "sobrevivencia". Lo que debe ser conectado es que entre
esa ninfa y el relato de Zola hay una transformación del estatuto
de la ninfa, que pasa desde la posición reclinada y erotizada,
hacia una forma "declinada", próxima a la caída
moderna. De los cojines mullidos y la alcoba, pasa a esta representación
de la miseria drapeada mediante un trabajo de condensación y
compromiso iconógráfico. La caída relatada por
Zola Es la caída contemporánea; los dioses han quedado
cesantes y la misma noción de "aura" se ha sacralizado
al máximo. Las sobrevivencias se infiltran por los pliegues más
recónditos de la historia. Es por esta razón que asocié
la lectura de Didi-Huberman con la pintura de drapeado caído
de Balmes. Esos son pliegues que remiten, efectivamente, a los repliegues
y despliegues de la historia. EL LUGAR DE LA HISTORIA CORRESPONDE AL
LUGAR DE LOS PLIEGUES Y DESPLIEGUES DE LOS RELATOS. Pero también,
en este caso, historia de los lugares en que se pliegan las historias
"otras". Los pliegues "sobreviven", persisten, como
síntomas portadores de un descentramiento temporal, dándose
a ver (a conocer) como "fósiles vivientes", como formas
"retrogresivas". Es así como se me presentan estas
ropas que cuelgan para consolidar un "bloque drapeado"; como
sobrevivencias que se infiltran por cada rincón, operando en
los "girones" de la historia, convirtiendo a Balmes en un
"historiador-trapero". Decir que Balmes resulta ser un trapero
remite al saber que trabaja desde los "detritus", desde los
restos, desde las restas, las sustracciones. LOTA. DETRITUS DE UNA FORMA
DE CONCIENCIA HISTORICA. Es la memoria "ruinificada" de una
formación social específica. Las imágenes del periódico,
que están localizadas en las mesas de documentación, "epidemizan"
el funcionamiento temporal de las referencias retroversivas.
· Pienso en las camisas-cuerpos espectrales de una pintura como
"Al alba, camino a Quilicura". Resolví no convocar
esa pintura para esta muestra. El bloque de ropa restituye un pasado
cercano en el contexto de una geología cultural inaccesible.
Aquí no debe ser el fantasma quien opere, sino el molde efectivo
de la ausencia, así como la dimensión de la "caída"
referencial del drapeado.
· ["El drapeado caído nos habla del abandono y de
la declinación, esta manera particular que tienen las cosas amadas
de tender hacia el suelo. Fuga de las Musas, caída de Ninfa o
declinación del aura: Es todo uno. Aunque la caída, la
fuga o la declinación, jamás engendran ausencia en estado
puro: la ausencia es siempre impura. Impura quiere decir rica en amenazas
psíquicas y huellas materiales, rica en fantasmas y vestigios
que, en cualquier momento, en el rincón de una calle o en un
bosque, se nos aparecerán bajo la forma de drapeado, de pliegue"
(G. Didi-Huberman)].
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