La Utilidad de las Metáforas

Hace unas semanas, en Artes y Letras, Alberto Madrid se refería al Museo de la Solidaridad Salvador Allende saludando su re-apertura, de un modo que presagiaba un complejo destino para esta institución. No habló de su colección, ni de las condiciones políticas de la formación del museo, sino de la actualidad de una hipótesis que ha sido empleada de un modo que ya podría estar señalando su inutilidad.


La hipótesis a que me refiero la podemos denominar “el deseo de casa del arte chileno”. Se entiende que ese deseo tiene directa relación con las posibilidades reales de construcción de una Institucionalidad adecuada para el desarrollo de las artes visuales. Son numerosos los artistas chilenos que, desde Dittborn a Mario Navarro, pasando por Hoffman´s House y Voluspa Jarpa, que han hecho del ícono de la casa un significante plástico para el último período.



Lo anterior se refiere a la utilidad de las metáforas constructivas para recomponer líneas de filiación diagramática en el arte chileno. Así como existe “el deseo de casa”, también ha demostrado su utilidad la ficción del “corte y confección”, auxiliada por la estrategia de las “historias de hilo”. Estas son estrategias textuales de recorte discursivo que permiten realizar estudios de campo desde los procedimientos de formación de las obras.


La eficacia de métodos flexibles y que funcionan como vectores de una historiografía crítica, depende del ajuste que estos tengan con las situaciones concretas a que se refieren, tomando en consideración todos los detalles de sus condiciones de aparición.


Menciono estos antecedentes para analizar la re-apertura del Museo Allende en función de algunos detalles faltantes en el análisis que realiza Alberto Madrid. El primer detalle se localiza en la duda que instala acerca de su viabilidad institucional, al combinarse en un mismo sitio un memorial, un museo de sitio y un museo de arte contemporáneo.


Hace dos años escribí una crítica sobre el traslado del Museo Allende desde la calle Herrera a calle República. Señalé que no se podía montar un dispositivo institucionalmente frágil que cumpliera con tres funciones extremadamente diferenciadas. En ese momento, la trilogía era memorial, centro cultural y museo. Y estaba planteada desde una hipótesis que no contemplaba una situación que se reveló más tarde como esencial, respecto de la lectura que podíamos tener del Museo A de arte contemporállende hasta ese entonces. Ese elemento es no menor en estas nuevas circunstancias: asistimos durante años a la des-allendización del Museo Allende.


Desde una perspectiva excesivamente cerrada de agente de arte contemporáneo, articular la mencionada trilogía resulta una tarea destinada a sembrar la confusión y el fracaso del proyecto. Sin embargo, desde la re-allendización del proyecto, la hipótesis del “deseo de casa” aparece repotenciada, porque dimensiona de un modo problemático y complejo su convivencia entre arte y política, hoy.


Poner el nombre Allende en el centro de la cuestión significa insistir sobre las condiciones de formación del museo: la Operación Verdad. Siempre se omite este hecho. Y Alberto Madrid reprodujo la omisión. A lo que agregó la omisión sobre la contextura de la colección. En un momento en que se hace ostentación de la formación de otras “colecciones fundacionales”, armadas a posteriori para servir propósitos de reconstrucción discursiva cuestionables, formadas desde el canje. La gran diferencia del Museo Allende es que su colección proviene de un acto de donación que se confunde con un acto de solidaridad política y cultural. Es preciso hacer mención a esta diferencia, respecto de las políticas fácticas de constitución de colecciones. Resulta inevitable, en esta coyuntura, dejar de mencionar la diferencia entre canje y acto político. El canje es des-politico. Solo mediante una operación de la crítica se convierte en política.


Así planteadas las cosas, la realidad impuso sus condiciones a la recomposición narrativa de los procesos. Sigamos con la hipótesis del “deseo de casa”: la propia casa de la calle Republica cambió las condiciones de articulación de la trilogía de elementos que ya he mencionado. Su edificación dio curso a la habitabilidad de una familia, de un comando de fuerzas represivas y de un museo. Esos son los datos del problema. Había que acoger un memorial, una colección ligada a quien definía el alcance del memorial y abrir un museo de sitio, para restaurar la memoria de los cuerpos que, en “representación” de los faltantes, indica el lugar de la herida fundamental que, ninguna colección, ningún acto de reparación, podrá saldar. De ahí que, respecto de la articulación de estas tres cuestiones, la hipótesis del “deseo de casa” debía ajustarse a las condiciones de configuración del nuevo dispositivo. Las metáforas son útiles para generar narraciones críticas y reconstructivas de procesos, no para que estos sean sometidos a cumplir con las exigencias de sobrevivencia inicial de las metáforas.

This entry was posted in escritos de contingencia. Bookmark the permalink.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *