El Título

“Copiar el edén”: el título parodiza la configuración de la escena plástica. No hay que entender escena, por “escena de avanzada”. Simplemente, la noción de escena describe un espacio de constitución formal y se emplea desde los ochenta en la crítica, por efecto de las lecturas de autores franceses diversos. El uso de la palabra escena en el análisis del campo plástico coincide con la circulación en Chile de la traducción de Derrida, “Freud y la escena de la escritura”. El espacio plástico siempre estará articulado en escenas diversas, ya sea combinadas reticularmente o secuenciadas.


 



“Copiar el edén” pone en relevancia el texto “La Felíz del Edén” (1982), ensayo gráfico-político de Dittborn sobre la acción de Leppe en el taller de Artes Visuales, “Prueba de artista” (1981). En la página 411 de “Copiar el edén” aparecen dos fotografías de esta acción. La fecha que está indicada en el pie de foto es incorrecta. El lugar de la acción, también. Esta tuvo lugar en 1981. Exactamente, el 25 de septiembre de 1981. Y fue en el Taller de Artes Visuales y no en el Taller de Artes Plásticas. Quien redactó el pie de foto parece no haber advertido la radical diferencia que en esa coyuntura se instala entre artes visuales y artes plásticas.


 


Luego, en 1982, Dittborn editó “La Feliz del Edén”, como comentario y respuesta a la acción de Leppe. Esta ponía en escena la instancia de la copia, mientras el ensayo introducía a nivel de título la función del edén. Resulta obvio que la mención a la letra del himno nacional, en esa coyuntura política, no deja de ser significativa: “la copia feliz del edén” remite al desmentido por anteposición. Dittborn trabaja la imagen de Leppe como asilada en la casa del grabado. La sustitución del T.A.V. por Edén, y luego, el uso de esa palabra para designar una escena antagónica al Purgatorio, posee evidentes elementos de distanciación respecto de la ideología artística de quien, en esa cercanía, afirma mediante Purgatorio el título de una de sus obras referenciales. Por lo tanto, sugiero que la puesta en circulación de la palabra Edén remite a la crítica dittborniana de la retórica scripto-visual de Zurita. Aunque por otro lado, re-bautiza el taller señalándolo como lugar de riesgo para la historiografía. Pensemos en que la “casa del grabado” adquiere connotaciones de prostíbulo, pero sobre todo de espacio carcelario para el desarrollo de las artes visuales, en relación al discurso vigilante que los agentes que sostienen el taller desarrollan respecto de los trabajos de Leppe y de Dittborn. Vigilancia temática y política producida desde la izquierda comunista, en contra del “formalismo”.


 


Por “formalismo” se da a entender en esa época todo discurso que manifestara su deuda con el estructuralismo francés. Por eso, la decisión de Leppe de ir a realizar esa acción en el propio asentamiento del dogmatismo plástico de la izquierda posee un carácter decisivo, para entender las relaciones entre obras tan distantes como las de Leppe y Dittborn, por un lado, de las del CADA y del T.A.V. por otro. Más aún cuando el CADA declaraba su dependencia simbólica, imaginaria y política respecto del muralismo berrepista. En este sentido, Leppe y Dittborn están en la izquierda de la izquierda plástica y combaten con violencia el reduccionismo de la vigilancia dogmática de un taller donde “el que no cae, resbala”.


 


Todo esto debió haber sido tomado en cuenta, probablemente, para introducir la palabra Edén en el titulo de “Copiar el edén”. A lo que agrego una información suplementaria, relativa a “Provincia señalada”, que es el título de la exposición que Leppe y Díaz organizan en Galería SUR, en contra el discurso de Nelly Richard, en agosto de 1983.


 


Si se reconstruye el imaginario de la escena chilena de ese entonces, en que los versos de la canción nacional y la propia bandera patria eran empleados como plataformas de trabajo visual, resulta evidente entender que “la copia feliz del edén” ya era una “provincia señalada” en los textos de origen. Lo que había ocurrido era que la pintura, como “provincia” lejana de la escena plástica debías ser “des / señalada”; es decir, des / habilitada como escena de producción formal. La des / habilitación, evidentemente, provenía del discurso policíaco de La Richard, respecto del que tanto Díaz como Leppe deseaban sustraerse. Hablar del Edén, entonces, hoy día, implica omitir todas las informaciones de que se puede disponer para reconstruir la Purga richardiana como método de conducción de un frente de trabajos.


 


COPIAR EL EDEN


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