Fondaridades (1)

 

Los resultados del Fondart son muy curiosos. He constatado que al menos dos proyectos de exhibición de dos grandes puntales del grabado chileno contemporáneo vieron sus proyectos rechazados. La lectura de las evaluaciones permite recuperar piezas literarias de antología. Propongo la realización de un estudio semiológico sobre la ideología de la fondarización, a través de los textos de las respuestas administrativas.

 

 

Solo menciono un elemento: ambas exposiciones, las de Tere Gazitúa y de Beatriz Leyton suponen la invitación de dos curadores extranjeros; la primera, del reconocido critico uruguayo Alfredo Torres; la segunda, de la muy famosa profesora y critica porteña Elena Oliveras, cuyo libro sobre la metáfora en el arte contemporáneo se exhibe en las vitrinas de las librerías más significativas de Buenos Aires.

Ahí teníamos, pues, dos casos que agregan la visita de dos connotadas personalidades regionales, a cuya presencia se le podría sacado un enorme partido. Me pregunto si los evaluadores conocen estas tramas y si han sido capaces de prever la expansión de las operaciones que una exhibición involucra. Me resulta sorprendente que no se apoye estas exposiciones, cuando al mismo tiempo se favorece dos años seguidos a proyectos que solo implican conferencias de curadores de segundo orden de la zona estadounidense. Se podría pensar que los evaluadores expresan una desinformada subordinación ideológica respecto de un “modelo curatorial” que tanto daño nos hace.

Curioso, ¿no? Más bien resulta indignante constatar que algunos proyectos aprobados en este sentido solo sirven a quien los sostiene, para hacerse de un lugar en la escena local luego de su fracaso laboral en el país del norte. Carecen de impacto local. Comparado con el impacto que hubiesen tenido las visitas regionales cercanas, proyectos de visita de curadores globe-trotters no aportan a la consistencia de nuestro campo. Al menos sabemos que tanto Alfredo Torres y Elena Oliveras vendrán de todas maneras, porque ni la obra de Tere Gazitúa ni de Beatriz Leyton dependen de la fondarización para su inscripción. O sea, ya están inscritas. Pero no hay que olvidar que tienen todo el derecho a recibir un apoyo, sobre todo en virtud del rigor que su propio aporte ha tenido en la organización y recomposición del campo del grabado. Los textos de la evaluación apuntan a problemas de “completación” del formulario o denotan derechamente la incomprensión del proyecto.

Incluso, llegan hasta poner en cuestión el fundamento de la exposición, como si la respuesta involucrara algún tipo de prestación curatorial implícita. Lo cual es totalmente factible, es decir, la intervención curatorial implícita que la fondarización involucra, determinando tendencias de desarrollo en la presentación previsible de proyectos realizados a la medida de las evaluaciones.

Sin embargo, esta curatoría no se plantea de antemano. Es un tipo de capital intelectual que los expertos en formularios ya conocen. Participar en este proceso no supone claridad de objetivos en una obra, sino precisión en la “completación” del formulario, en función de la ideología expresiva, por decir lo menos, de los lectores de proyectos. He aquí la gran pregunta: ¿cómo se lee un proyecto de este tipo? De verdad, el proyecto “ya está leído” desde el momento en que las autoridades administrativas designan a los evaluadores.

Pues bien, respecto de la endogamia chilena, los evaluadores debieran conocer algo más que los proyectos. En términos estrictos, debieran estar en conocimiento de la trama discursiva del grabado en la región. Y además, debieran conocer el peso que cada de las personalidades invitadas y calcular, repito, la expansión de sus intervenciones. ¿No son elementos que hay que tener en cuenta para una evaluación pertinente? ¿No será que los evaluadores no pertenecen al mismo espacio académico de donde provienen las dos artistas mencionadas? Es tan solo una duda.

La pertenencia a espacios académicos donde los docentes no viajan ni saben de tramas internacionales puede producir sentimientos de rencor cuyos efectos pueden ser incalculables. Es muy probable que ninguno de los evaluadores haya tenido conocimiento del mapa de la critica en el cono sur para entender que estas exposiciones podían tener un efecto en la consolidación de un nuevo campo de grabado expandido. Ciertamente, se trata de un cuestión de criterio.

 

 

 

 

This entry was posted in escritos de contingencia and tagged , , , , , . Bookmark the permalink.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *