¿Qué sería lo habitual? Describir las obras. Relacionar las biografías de los artistas con los procesos culturales de sus escenas artísticas. Elaborar unas hipótesis acerca de las réplicas en cada zona regional, de los ecos de las vanguardias históricas. Relatar, al menos, las glorias de un cierto coleccionismo. Finalmente, relatar algunas historias de viajes, de regresos, de triunfos diferidos.
¿Qué ha hecho Diana Wechsler en Papeles en conflicto ? Tomar a cargo la materialidad del soporte de la crítica: el impreso. Esto es algo que con Gustavo Buntinx recuperabamos en Lima y en Buenos Aires en el momento de presentar su libro E.P.S. Huayco ; a saber, el gesto radical de reconsiderar, hoy día, las fuentes de la crítica y la institución del relato oral en el estudio de coyunturas artísticas que definen la densidad de un período. El trabajo de historia parece adquirir un valor proyectivo de enorme magnitud, en la escena actual. Justamente, porque nos enfrentamos a verdaderas operaciones de encubrimiento, de producción de omisión orgánica, de promoción de la confusión terminológica y del escamoteo de las fuentes.
Realizo la lectura de Papeles en conflicto (Facultad de Filosofía y Letras – UBA – 2003) desde las tensiones que animan el campo de fuerzas de la crítica histórica chilena. Lo habitual, en este terreno, es que respecto de la crítica, lo primero que se recibe es un caudal de recomendaciones filosóficas sobre cómo se debe pensar la crítica; es decir, de cómo se debe satisfacer ciertas condiciones de habilitación, de acuerdo a un modo de argumentación que se autojustifica y se autoconsume, en el que apenas encontramos referencias a una experiencia específica de crítica.
De este modo, tanto el trabajo de Buntinx en Lima como el de Diana Wechsler en Buenos Aires, apuntan a trabajar sobre fuentes. ¡Parece obvio! Pensada esta cuestión desde la escena chilena, el aporte metodológico de Diana Wechsler resulta fundamental, si no, fundante, puesto que centra su análisis en un tipo de crítica que supone el relevamiento de fuentes escasamente consideradas como un conjunto orgánico, buscando reconstruir un campo de producción de textos, poniendo el énfasis en los efectos de lectura en el seno de una superficie de recepción determinada.
En concreto: Papeles en conflicto , que se presenta en Buenos Aires el 6 de junio, por el Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA), es un estudio sobre la crítica de arte como plataforma de trabajo para la reconstrucción del campo artístico y de su interacción con la propia crítica. Para ello le fue necesario a Diana Wechsler el empleo de unas herramientas tomadas en préstamo a la teoría del campo artístico de Bourdieu, a la teoría de la lectura de Chartier y a la teoría de las instituciones artísticas de Williams. Esta articulación de herramientas le permitió determinar la coyuntura de aparición del debate moderno en la Argentina, advirtiendo que el campo de la crítica había operado como delimitador de un debate que estuvo centrado por la dinámica entre lo emergente y lo residual.
Esta dinámica contempla tensiones entre condiciones de recepción consistente de lo emergente, que pasa a constituirse en trama de reproducción de su tasa mínima de institucionalidad, así como recuperaciones orgánicas de elementos residuales que me hacen pensar, como siempre, en el chiste trotskysta acerca de las articulaciones de lo combinado y desigual. El campo de la crítica resulta ser un “campo combinado y residual”.
De este modo, el estudio de la emergencia de la vanguardia artística aborda, sobre todo, algunos mitos que sostiene la historiografía tradicional en torno a su sobredimensión orgánica, a la luz de fuentes que han sido desatendidas y que sin embargo hacen aparecer las tensiones, conflictos y fisuras de sus agentes. El gran valor de esta investigación es la recuperación de las fuentes desatendidas. Estaban allí. La falta de atención de cierto trabajo de historia ha sido puesta a prueba como política de la omisión pactada. Eso le permitió a Diana Wechsler recuperar una gran masa de documentos y desplegarlos en su secuencia en una unidad de tiempo determinada, particularmente entre 1924 y 1926.
¿Por qué esas fechas? Ya lo he mencionado en un texto anterior. Pero será preciso hacerlo recordar: en 1924 regresa Pettoruti a Buenos Aires; en 1926 Marinetti visita Buenos Aires. En ambos acontecimientos, la revista Martín Fierro ocupará un lugar central en la transferencia artística. La revista será el espacio que construirá la recepción de Pettoruti y, a su vez, producirá la inscripción de Marinetti. En esa ocasión la revista señala: “Marinetti no podía llegar a Buenos Aires sin que Martín Fierro le abriera sus brazos en un gesto de cordial hospitalidad”. Pero al mismo tiempo, hacía la distinción: “con Marinetti, hombre político, nada tiene que hacer nuestra hoja”.
En este contexto, a Martín Fierro la visita de Marinetti le permite reconfirmar sus posiciones y situarse a la cabeza de las tentativas por inscribir el arte moderno en la Argentina. En esta tarea, Martín Fierro polemiza con otras revistas que configuran el campo, tales como Claridad , Crítica , Proa , La Campana de palo , y el estudio de Diana Wechsler nos permite la ocasión de atravesar unos debates cuyo diagrama nos conduce a expandir su propuesta metodológica hacia la escena argentina contemporánea, justamente, en función de la necesidad de abordar sus debates actuales, particularmente en el campo de la crítica que se despliega en soporte catalogal.