Arte, Diseño e Industria Militar

Los chistes y los juegos de palabra hacen avanzar la historia del arte. Uno de los museos más significativos de Porto Alegre es el Museo Militar. Depende del Comando Militar del Sur. Esto da una idea del peso de la ciudad en la configuración del espacio político del Brasil. Getulio Vargas es originario de Rio Grande do Sul, al igual que Jango Goulart y Garrastazú-Medici. ¡Qué filiación! Sin olvidar a Brizzola. Ni tampoco a Luiz Carlos Prestes, que salió con su columna desde un puesto militar de esta región. Pero, ¿algún estudiante de arte sabe quien es Prestes? ¿Alguno de los agentes de pensamiento de la renovación democrática sabe bajo qué circunstancias murió Olga Benarios, la mujer de Prestes? ¿Alguien se dio por enterado que Mario Pedrosa, organizador del Museo de la Solidaridad era exilado político en Chile, a raíz del golpe de estado contra Goulart? Estas son preguntas que sin duda alguna sorprenderán a los lectores que esperan de estas líneas algunas informaciones suplementarias de la bienal. Quizás, lo suplementario sea la bienal misma. Lo central estaría residiendo en el museo militar, ya que allí se encontraría una de las mayores muestras de diseño industrial contemporáneo.

 


Entre muchos otros vehículos de transporte de tropas y de intendencia, hay unos cuantos tanques y carros de combate. En prticular, un Sherman, de la Segunda Guerra. Y también, un M41 repotenciado. Esta palabra me resulta diabólicamente exacta. Cuando un país pobre no tiene dinero para comprar armas de última generación, lo que hace es repotenciar lo que tiene. Eso da a pensar que un país que no posee el arte que se supone debiera tener, al menos le queda la posibilidad de repotenciar su producción simbólica. Es muy probable que en ese proceso el dispositivo de una bienal sea extremadamente eficaz, para reinscribir el repotenciamiento de unas obras que han tenido que ser calificadas, primero, de insuficientes para responder a las exigencias de la guerra simbólica entre las naciones.


 



Sin embargo, lo que llamó poderosamente mi atención fue el primer 6×6 empleado por el ejército brasilero. De origen noramericano, es muy factible que este carro de combate haya sido el modelo de base para la producción de un carro de diseño brasilero que ingresó al mercado en los años setenta, como emblema de la industrialización pesada que daría visibilidad al “milagro brasilero”.


 


¿Dónde está chiste y qué relación tiene esto con la historia del arte? En cuanto a lo primero, debo mencionar la conversación que escuché en una reunión social, en los últimos años de la dictadura, cuando la oposición democrática había dejado de ser una amenaza fantasmal para el gobierno de Pinochet y se verificaba como alternativa de gobierno.


 


Uno de los asistentes a esta reunión, furibundo partidario del gobierno militar, preguntaba en voz alta a quien quisiera escucharlo, sobre qué actitud tendría un gobierno democrático frente al desarrollo alcanzado por la industria chilena de armamentos que, a su juiciio, estaba destinada a convertirse en el “segundo sueldo” de Chile. Lo curioso es que en ese contexto usara una metáfora allendista para señalar una situación que debía poner en difícil situación ética al nuevo gobierno. Nunca he podido saber si existe un estudio acerca de los alcances reales de la industria chilena de armamentos. ¿Se puede hablar, en términos estrictos, de una industria chilena de armamentos?


 


La pregunta anterior me ha hecho conectar este comentario con un cortometraje publicitario sobre las bombas de racimo, realizado a mediados de los ochenta, destinado a mercados de lengua francesa. Había que leer: países africanos francófonos para quienes la tecnología militar francesa original era muy cara. Me salto una década y se me viene a la mente otro comentario, de un diputado socialista que comentaba horrorizado una frase de Cardoen, al ofrecer su helicóptero a Lagos Candidato para realizar algunos desplazamientos, habría pronunciado (en broma): “yo conduciré en helicóptero a lagos a La Moneda”. ¡Aquí está el chiste! Una anécdota difícilmente verificable y sin embargo verosímil, llegó a circular en ambientes cercanos a lo que sería el primer Equipo de Palacio, durante el mandato laguista.


 


Regreso a mi relato sobre industria militar: al parecer, durante la dictadura Chile desarrolló un carro de combate para guerras locales de tercer mundo. Por antecedentes que recogí y que pueden resultar totalmente inexactos, la fabricación de dichos carros tuvo que enfrentar problemas a nivel de las soldaduras de las planchas de blindaje. Esto habría sido resuelto mediante la colocación de ingenieros mecánicos chilenos en industrias brasileras, cuya misión era realizar el espionaje tecnológico de rigor. De este modo, cierto conocimiento chileno sobre soldaduras complejas tendría un origen brasilero. Si hablar de transferencias se tratara, el espionaje industrial con propósitos militares y la asistencia a bienales realizadas en territorio brasilero tendría por efecto traspasar a nuestro medio un conocimiento complejo que afectaría las relaciones simbólicas entre dos escenas de productividad, en el terreno del diseño y del arte contemporáneo.

 

Justo Pastor Mellado
Octubre 2005

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