El área de artes visuales del Centro de Estudios Universitarios organiza un viaje de coleccionistas a ArteBA (Feria Internacional de Arte de Buenos Aires) e inicia la elaboración de un estudio sobre la economÃa del arte chileno. Estas son las dos lÃneas iniciales de trabajo destinadas a producir conocimiento sobre el estado actual del mercado de arte en Chile.
Los estudios sobre mercado de arte se remiten, en general, a los movimientos del sistema local de galerÃas. En nuestro concepto, el mercado de arte no involucra sólo el espacio del galerismo, sino también el de la enseñanza superior de arte, de la industria editorial y de la crÃtica en medios. No hay que desestimar, en este análisis, el rol de las instituciones estatales, como museos y centros de arte.
En el sistema de arte chileno, las escuelas de arte poseen un gran poder de decisión en la configuración de la programación de las galerÃas, sobre todo, destinadas a artistas emergentes. Se da por entendido que ese galerismo semi-institucional es la plataforma de medición de eficacia de las enseñanzas. Sin embargo, el galerismo duro no recoge esas determinaciones, estableciendo una distinción violenta entre arte no reconocido y arte reconocido, dando lugar a la existencia de dos sub-sistemas de circulación interna.
Uno de los objetivos de nuestro estudio apunta a definir los rasgos de comportamiento de cada sub-sistema. Existe en ellos un rasgo común: la endogamia. Es decir, su carencia de poder expansivo fuera de las fronteras del sistema local. Dicho de otro modo, el arte chileno carece de polÃtica exterior. Cada sub-sistema satisface sus propias condiciones de desarrollo limitado. De este modo, las galerÃas semi-institucionales solo se definen por acoger a los jóvenes habilitados por las escuelas, que en términos de mercado, son dispositivos de desaliento. Y en la medida que no hay transacción real, las escuelas y el galerismo semi-institucional invierten en aparato editorial, como estrategia de sustitución inscriptiva. Lo que no se logra en circulación mercantil, se obtiene por garantización editorial. En lo primero que invierte un artista emergente es en el catálogo, como soporte de promoción, cuyo destino es incierto, porque el sub-sistema no le asegura el paso a un estrato de circulación superior.
El galerismo duro carece de polÃtica exterior, pero por otras razones, que nadie ha querido estudiar. Se trata de un galerismo cuya cartera de clientes está mayoritariamente formada por relaciones empresariales-familiares de sus directoras. Esto desarrolla relaciones semi-profesionales, marcadas por un estilo extremadamente personalizado, en donde la familiaridad no logra configurar un mercado de arte estable. El galerismo no asume riesgos formales y opera a la defensiva, doblegándose a la estructura del gusto de los sectores ya mencionados.
Para comprender la estructura del gusto de estas comunidades empresariales y familiares diferenciadas, es preciso estudiar las incipientes estrategias de mecenazgo en artes visuales, si se puede llamar de este modo el apoyo de algunas empresas a algunos proyectos que han sido “emblemáticos†(exposiciones de Hodler, Matta, DalÃ, Jaar, Rugendas, por mencionar algunos). En esto hay que indagar en los criterios de periodización. No es lo mismo el apoyo empresarial durante la dictadura que durante los gobiernos de la Transición. Aún asÃ, ninguno de estos proyectos ha tenido un efecto real en un cambio de comportamiento del galerismo que he llamado duro, para diferenciarlo del galerismo semi-institucional.
Entonces, como primer punto, hay que estudiar las inadecuaciones entre la estructura del gusto de los grupos decisores del sistema local de arte y el estado de situación del arte internacional. En segundo lugar, hay que evaluar el comportamiento internacional del galerismo chileno. Es decir, su participación en ferias internacionales y su capacidad de sostener lÃneas autónomas de conexión con galerÃas extranjeras. En tercer lugar, evaluar el impacto inscriptivo de iniciativas autónomas de artistas emergentes que sostienen sus propios proyectos de expansión, a veces, con el apoyo de instituciones estatales.
Estos son los estudios que desarrollamos en el Centro de Estudios Universitarios, en el Observatorio de artes visuales. El programa de viaje de coleccionistas se asocia a este proyecto, en la medida que se trata de una iniciativa de intervención en la propia configuración de un coleccionismo de nuevo tipo, que privilegia la construcción formal de la mirada. Lo cual quiere decir que estamos ante un coleccionismo cuyas decisiones pueden modificar la representación que el propio mercado chileno de arte se hace de sà mismo.