|
Cambio
de aceite (1). En Las Ultimas Noticias del miércoles 12 de marzo se publica un articulo sobre la exposición que se inauguraba el viernes 14 en el MAC. Me encontré dicho texto durante el vuelo a Valencia, para participar en el V Simposio Internacional Diálogos Iberoamericanos. Era para no creer. Una exposición que pretende exhibir "la mejor pintura chilena de los últimos 20 años" se valida, cuando sus curadores declaran "que su labor es diametralmente opuesta al polémico trabajo de curatoría que Justo Pastor Mellado realizó en la muestra 100 años de arte chileno". Para una exposición, es un error comunicacional que denota una grave falencia conceptual, el afirmar su sustento por sustracción. Más aún, cuando los propios curadores manifiestan haber realizado una lectura reductora del guión curatorial de la muestra que produje en el 2000. Es decir: no entendieron nada. No se trataba, en mi curatoría, de escoger obras emblemáticas de cada artista. Lo central, y que curiosamente no desea ser comprendido, y habrá que estudiar las razones de semejante obstáculo, apuntaba a definir la noción de densidad plástica. En esa perspectiva, la densidad que definí, a partir del análisis que realizamos con el equipo de la curatoría, se situaba temporal y diagramáticamente en la coyuntura de los años ochenta. Y después de mi regreso de Valencia, al recorrer el montaje de "Cambio de aceite", no puedo sino sostener y confirmar la justeza de mi posición. Respecto de esta, "Cambio de aceite" no es más que una juntura de frágil consistencia conceptual y que borra las diferencias y rupturas internas, en virtud de una ilusión de continuidad que la hace aparecer como la exposición más conservadora que se haya montado en los últimos tiempos. Más aún, cuando se han subordinado a la electibilidad de obras por parte de los propios artistas, editando articulaciones basadas en la inútil noción de generación artística, o bien, realizando extrapolaciones arbitrarias insuficientemente justificadas. A juicio de los curadores, la "selección de Mellado" presentaba "una contradicción respecto de su propia premisa, puesto que omitió obras de autores históricos importantes". No era necesario que para validar su posición, estos curadores recurrieran a la "mala leche" y a la desinformación. O bien, expresan una ingenuidad que a estas alturas resulta imperdonable. No me resulta posible aceptar dicha consideración. Ellos deben saber mejor que nadie, que los artistas a quienes se refieren, no fueron "omitidos", sino que ellos se "sustrajeron" de participar en una curatoría cuyo guión no compartían, asumiendo, de paso, una concepción evolutiva y reaccionaria de la historia del arte. No hay que olvidar esta cuestión clave: hasta el día de hoy, ninguno de estos artistas ha manifestado una razón de peso, en contra del diagrama de la curatoría. Para ello han tenido que recurrir a la crítica sostenida en "conversaciones" publicadas en Revista de Crítica Cultural, donde las respuestas de mi parte ya estaban anticipadas en el diagrama de la curatoría. Y ya que "Cambio de aceite" se refiere a esta curatoría como referencia para la suya propia, me parece que ha llegado el momento de tomar la palabra, respecto de esas críticas que siempre se mantuvieron en el bajo perfil del discurso delegado, por no decir, ventríloco. Pero hay algo más grave que los curadores de "Cambio de aceite" han sacado a relucir. Afirman, en Las Ultimas Noticias del 12 de marzo, que han seguido el "ejemplo del Mono". Yo habría hecho jugar a la selección "sin sus titulares". Discúlpenme: ¿acaso en "Cambio de aceite" está, por extensión, la verdadera nómina de la selección chilena del arte? Es preciso hacerles notar que, siguiendo esta incompetente metáfora deportiva, los Salas y Zamoranos de la pintura estaban "lesionados". Se "lesionaron" solos, haciendo jugarretas en los entrenamientos. Pero los curadores de "Cambio de aceite", al tomar a Cristián Silva como ejemplo, cometen una irresponsabilidad política respecto del contenido y propósito de su discurso. Porque en el 2000, Cristián Silva no dijo eso que dicen que dijo, sino algo mucho peor, que aprovecho de precisar. Justamente, no había querido hacerlo. Pero me obligan a decir que "el Mono" redacta una carta que, en el contexto de la exposición del 2000, fue una puñalada en la espalda a la confianza y al respeto que, como curador, guardo por su trabajo. El sostuvo que ante la no presencia de sus ídolos deportivos, él solo confiaría en la sola solidez de su juego. ¡Que ingenuidad! El participó en la muestra porque no tuvo la solidez ética de sustraerse por si mismo. Así traicionó, tanto a sus mentores como a quienes lo invitaban. Pero a lo que aposté, en ese momento, fue a construir la solidez de su juego, visible en la trama de la la curatoría, en el contexto de quienes se articulaban con obras, para sostenerlo en su propósito. El no estaba solo. Le debe, al menos, una disculpa a Mario Navarro, a Pablo Rivera, a Rosa Velasco, que estaban en la misma sala. Al respecto, desde Japón, Carlos Navarrete envió una carta de apoyo "al Mono". Pero no era una carta de apoyo "al Mono", sino un llamado de atención a los Padres Totémicos, a los sustraídos, para que supieran que él, estaba con ellos. Era una petición de garantización, mal informado como estaba, a la distancia de los hechos, pensando que debía aprovechar de dar unas patadas a la maleta, a quien suponía, y deseaba, caído. Le habían informado mal. Los curadores de "Cambio de aceite" no debieron mencionar estos ejemplos, porque salen para atrás. No debieron, siquiera, haber mencionado ni mi nombre ni mi curatoría. No era necesario, bajo ninguna forma, para validar su propuesta. Todo indica que una exposición no requiere más que de la disposición de sus propias fuerzas argumentales para instalarse. La crítica implícita a otra exposiciones, Es algo que se debe leer en las entre líneas de su guión. Pero en "Cambio de aceite", ¿cuál es el guión? | |||||||||||
|
| |||||||||||
Sitio Web desarrollado por ©NUMCERO-multimedia - 2003 [webmaster] |