Los tres ejes de la Convención (2).
Justo Pastor Mellado.
julio 2004

La Convención, antes de reunirse, ya ha iniciado sus debates. Es mejor que nada. Lo que no está asegurado es el mecanismo de implementación efectiva de las propuestas. Es esperable que de aquí al 21 de agosto la autoridad proporcione algunas garantías al respecto.

Entonces, para avanzar, respecto de una "política de artes visuales", pondré un caso: un museo equis. Este museo apenas tiene asegurado el dinero para pagar los gastos fijos. Carece de presupuesto para producir por si mismo exposiciones. Debe depender de proyectos financiados. De hecho, los institutos binacionales lo tienen convertido en sala de recepción de sus exposiciones itinerantes. Por otra parte, el resto de su programación está determinada por la "financiabilidad" de sus proyectos y no por una política formulada desde la reivindicación de ciertos ejes curatoriales, que tendrían que ver con la puesta en valor de su colección. La puesta en valor de una colección, desde la perspectiva de los agentes de marketing de las empresas, no es fashion . Entonces, las buenas exposiciones ocurren cuando los buenos artistas logran obtener por sus propios medios el dinero correspondiente. Las malas exposiciones tienen lugar cuando los malos artistas consiguen mucho dinero para exponer y editar un costoso catálogo que apenas sirve para decorar una mesa de centro. ¿Qué es un buen artista? ¿Qué es un mal artista? Para no entrar en detalles, digamos que la diferencia reside en la capacidad que cada cual tiene para redefinir las coordenadas del campo plástico. A ello se agrega la aptitud de convertirse en diagrama referencial para las generaciones de estudiantes.

A lo anterior se debe agregar, además, el hecho que la financiación de determinados proyectos prescindibles opera como censura implícita respecto de la posibilidad de realizar proyectos imprescindibles. Se financia un tipo de proyectos, justamente, para no tener que financiar otros; es decir, los que importarían al fortalecimiento del campo. ¿Cuáles son esos? Los que, desde las obras, hacen avanzar la reflexión sobre el estatuto de las historias de las obras, en el proceso de fortalecimiento del campo ya referido. Solo cuando existe un campo consistente es posible editar precedentes productivos que incidan en la escritura de historia, en la crítica, en el montaje de un dispositivo educativo, en el desarrollo del coleccionismo y en la conciencia "patrimonial" (valorización de colecciones).

Un museo no es un mausoleo, sino un lugar de enunciación artística. Su programa es su hilo conductor visible. Pero el manejo de colecciones supera los requerimientos de su ansiedad por incidir en la contemporaneidad. El museo equis carece de presupuesto para estudiar, restaurar, realizar conservación preventiva de su colección. Tampoco posee fondos de adquisición. Entonces: ¿Cómo puede acrecentarla? ¿Por donación? ¿De los propios artistas?

El museo equis carece de presupuesto para montar un departamento educativo. Solo se limita a organizar visitas guiadas de escolares que no reciben en sus establecimientos el más mínimo entrenamiento para asistir a un museo. No hay financiamiento para mantener y desarrollar vínculos productivos con los profesores de arte, de modo a convertirse en plataforma de potenciamiento de la nueva reforma de planes de estudio. El museo equis apenas mantiene una sala para que los niños jueguen mientras sus padres visitan las exposiciones en un día asoleado de verano. El museo equis es fresco, no tiene calefacción.

El museo equis no existe. Es una invención narrativa. Este relato enfatiza en una hipótesis catastrófica solo para que se dimensione en el debate la situación de la musealidad chilena, en lo que artes visuales se refiere.

La verdad es que solo existe un Museo Nacional de Bellas Artes que depende de la DIBAM. En la DIBAM debe competir con otros museos en una dirección general, a un mismo nivel de un museo histórico o un museo de sitio cualquiera. No hay en Chile, Dirección de Museos de Arte, en términos específicos. El Museo de Arte Contemporáneo depende de la Universidad de Chile. No hay comentario que hacer. La Pinacoteca de la Universidad de Concepción, depende de dicha universidad. El Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia depende de la Universidad Austral. ¿Existe en Chile, otra universidad que sostenga un museo? O sea, de los cuatro museos de arte que hay en país, tres son universitarios. La Pinacoteca es un caso aparte. Quizás, una excepción. Pero el de Santiago, una ruina por restaurar. El de Valdivia no es un museo. En términos estrictos, opera como centro de arte contemporáneo. Ese debiera ser, en términos estratégicos, su perfil. Pero implicaría convertirse en el centro de producción de arte del sur de Chile. Si ello fuera así, la universidad estaría ejerciendo un poder de reproducción del conocimiento artístico que tendría efecto directo en el fortalecimiento de una escena plástica local y regional. No es necesario montar una escuela de arte, sino hacerlo reconocer como un centro de arte contemporáneo con recursos que le permitan sostener una política de programación autónoma. Eso significa disponer del financiamiento para traer invitados internacionales que incidan comparativamente en el desarrollo y el avance de las polémicas plásticas regionales. Es absolutamente imprescindible que Valdivia sea el lugar de acogida del arte "de punta". ¿Pero cómo hacerlo? Es preciso que la universidad y el consejo nacional / regional elaboren un proyecto de sustentación estratégica, que permita obtener recursos extranjeros. Pero se necesita una inversión nacional inicial, que sirva de elemento atractor y legitimador frente a instituciones de fomento y promoción del arte contemporáneo. Puede ser una efectiva inversión en el terreno de la vanidad institucional regional. Solo hay escena local cuando se articulan los esfuerzos de la clase política regional, la universidad y la prensa local.

¿Y Concepción? La universidad posee su Pinacoteca. Es necesario fortalecer la clasificación y puesta en valor de su colección. Para eso, hay que implementar una política de producción de exposiciones de su acervo. La generación del 13, por citar un caso, debe ser objeto de itinerancia internacional zonal. ¿Con que dinero?.

Pero sigamos: la Pinacoteca, antes que nada, debe revalorizar su colección. Dejar de ser un mediocre centro de arte contemporáneo. Es preciso destinar sus recursos a fortalecerse como tradición. El futuro del arte penquista debe ser tomado efectivamente a cargo de las iniciativas de la sociedad civil. Resulta imperioso montar en esa ciudad un centro de arte con características similares a las que señalo para Valdivia. No se puede reproducir en provincia la amenaza del ejemplo del museo equis. Hay galpones, hay ruinas industriales, como en todo Chile, al borde de la vía férrea, que pueden acoger un centro de arte. Pero esta es una decisión política que debe concertar a la universidad, a los gobiernos locales, a la sociedad civil.

En Concepción, como en Valparaíso, hay escuela de arte. Pero a las escuelas no se les puede pedir algo que no les corresponde. Ya con formar licenciados, en la precariedad de sus recursos, cumplen un rol fundamental. En algunas regiones, para desarrollar el arte contemporáneo y sacarlo de las expresiones identitarias reductivas (paisajismo local), es absolutamente necesario validar la necesidad de centros de arte contemporáneo que inscriban iniciativas de aceleración de transferencia.

En Chile, al menos en Valparaíso, en Concepción, en Valdivia, hay posibilidades concretas de montar ficciones regionales de arte contemporáneo . Pero es preciso distinguir una política de reforzamiento de los pocos museos existentes, de la necesidad de abrir centros de arte. Pero que no dependan de una estructura del tipo "centro cultural". Debe ser un ente específico, de estructura flexible, que pueda implementar sus propios talleres de análisis de obra, sus propios espacios de documentación, su propia formación curatorial, en coordinación con los otros centros.

Para realizar esta ficción programática se necesita de algo más coherente y estructurado que la Galería Gabriela Mistral o una dirección de artes visuales a nivel del Consejo Nacional. Se requiere de un dispositivo de apoyo de las iniciativas locales. Pero al mismo tiempo, es preciso crear corporaciones ágiles, provenientes de la sociedad civil, para montar la iniciativa. ¿Empresarios locales? ¿Artistas organizados? ¿Parlamentarios regionales? Es preciso que las universidades se comprometan a poner su capacidad académica en esta inversión. Cada región es específica y posee desarrollos institucionales diferenciados. Hay que respetar la diferencia de consistencias en este terreno. Pero nada impide pensar que una iniciativa de esta naturaleza pudiera tener posibilidades reales.

En Concepción, un grupo de iniciativa ha organizado un Encuentro Internacional de Arte Contemporáneo que se llevará a cabo en noviembre de este año. Es una actividad pensada en la perspectiva de hacer aceptar la idea, la necesidad de construir un centro de arte contemporáneo. En Concepción hay una Pinacoteca, una escuela de arte, hace falta un centro de producción contemporánea, específicamente destinado a las artes visuales. Es un ejemplo. Esto ha sido posible, justamente, porque hay Pinacoteca y escuela. O sea, existe un mínimo de masa crítica. Está en su historia regional. Entonces, hay que seguir este ejemplo, para no tener que padecer la existencia de museos equis que, ni protegen su colección ni tampoco trabajan por el arte chileno del futuro.

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